Andrés Canedo - Esos caminos que nos pierden

 


Me gustó porque era libre y era bella. Porque era poesía pura, y era culta. Porque el oírla, me provocaba intensa emoción. Decía palabras, como todos, pero que eran hondas y precisas, que se ornaban de encantos secretos, al salir de sus labios que les hacían molde de tentaciones inagotables. Entonces hicimos el amor y yo aprendí de intensidades nuevas, de deleites originales, de inéditas geografías de valles y montañas hechas con la luz de su carne de mujer. La concebí así, y ella me fue construyendo en la moldura de la calidez de la fosa en la que me sumergía, para devolverme bañado de milagros. También me gustaba su nombre, pues se llamaba Líbera, así con acento y enarbolando su condición de libertad. Ese nombre me remitía a la mitología romana y, claro, a la griega, en la que sería Ariadna. Yo, por supuesto, no tenía nada que ver con Teseo, que, con razón o sin ella, abandonó a la Ariadna que lo había ayudado a matar el minotauro y se convirtió así, en uno de los canallas de la historia. Tampoco, claro, tenía ninguna relación con Dionisios, salvo en mi gusto, moderado, por el vino.

 

Tres años, tres años pasaron plenos de deleites. El día a día, no conseguía derrotarnos en sus vanos intentos de rutina, porque cada mañana era nueva, cada tarde diferente, cada noche estrenaba o renovaba exaltaciones y los murmullos del amor encendían las paredes. Leer, comer, escuchar música, discutir sobre un tema esquivo, reconciliarse en la placidez de los ojos ya desprovistos de furia. Claro que sus gigantescos ojos marrones se incendiaban cuando ella protestaba contra el mundo, cuando se sublevaba contra la estupidez humana que había pretendido prohibir a Dostoievsky (al que leía y releía) o a Tchaikovsky, cuya sexta sinfonía la sumía en un mar de inexpresables emociones. Ella repetía, “Yo soy libre, te amo en libertad, como tú me amas a mí. Estaré contigo, estarás conmigo, toda la eternidad del amor, mientras dure”.

 

Cuando caminábamos en la noche, por las calles envidiosas de su bella presencia, las estrellas anidaban todas las luces en sus ojos que, al mirarme, a la vez me exaltaban y me sometían. Y los recuerdos de amores pasados se disolvían en la niebla del tiempo y una sensación maravillosa de encadenamiento en libertad me afloraba en el pecho. Es que ella, al caminar, provocaba a las cosas de la noche para que se volvieran poemas, y así, bellos nosotros, andábamos sin rumbo, por los senderos inquietos de la belleza. Hoy todo eso es nostalgia, el ruido lejano de un río de ayer que se sumió en la negrura del tiempo.

 

Un día me dijo: “Regresa, luego de muchos años, una prima de Europa a la que no veo desde que éramos niñas. ¿Podría quedarse a vivir aquí un mes, mientras consigue dónde acomodarse?”  Le respondí que sí, que ella era también dueña de la casa, que teníamos dos habitaciones de sobra. Patricia, así se llamaba, llegó y al verla percibí dos cosas: que era linda, no tanto como Líbera, pero que era, además, terriblemente inquietante, no sólo por su sensualidad, sino también porque irradiaba una decisión sin límites, porque tenía, no sé si lo expreso bien, algo de peligroso. Trajo, para nosotros, dos botellas de Château Margox, regalo precioso que me liberó de todas mis susceptibilidades y que, esa misma noche, nos despachamos una botella. Mientras conversábamos y libábamos, descubrí que me miraba, y que ella sabía que yo también la miraba, aunque yo trataba de disimularlo. Llevaba un short extremadamente pequeño y tenía los pies desnudos sobre el sofá, como Líbera, pero la prenda de esta no era tan diminuta. Los muslos morenos de Patricia relumbraban como serpientes bajo la luna, los más blancos de Líbera seguían siendo objeto de mi veneración. Ambas reían, se comunicaban, se diría que casi sin necesidad de palabras, mientras Patricia contaba de sus últimos romances europeos, luego de separarse de su marido. Pero los serpenteos luminosos de las piernas de Patricia, se robaban por instantes mis miradas. Comprendí que ese era un acto peligroso, agraviante para Líbera, y decidí controlarme. Entendí también, que Patricia me coqueteaba protegida en su impunidad de pariente bienvenida.

 

Al día siguiente, yo estaba sentado en la sala, por donde sin razón alguna apareció Patricia que salía de ducharse, cubierta con una toalla mínima y esbozando una mirada tramposa, me dijo, mientras se exhibía, sólo vine a desearte buenos días. Yo le respondí ásperamente, buenos días, y ella respondió con una sonrisa como de alguien que sabe que ha ganado la lotería y se marchó. Claro que yo, a pesar de mi buena voluntad, no había podido evitar de mirar, esas desnudeces que se me ofrecían. Los dos o tres días siguientes se repitieron situaciones similares: exhibicionismos eróticos, miradas lánguidas, palabras plenas de subtextos. Luché, de verdad, para que no me sucediera, pero las imágenes de su cuerpo se me fueron volviendo una obsesión. La veía a cada instante. Ya no era solamente el momento preciso de una visión anterior, sino que la imaginación las transformaba en momentos sexuales: ella abriéndome las piernas, yo, sobre ella, aplastándole los pechos con mi torso, sus pies apoyándose en el dorso de mis piernas y presionándolas con la flexión de los dedos. Me hice, sin embargo, el propósito de resistir, de borrar esos pensamientos que me llevarían a la perdición. Pero un día, en que Líbera había salido y yo me dirigía por el pasillo de mi cuarto hacia la sala, me apareció ella, completamente desnuda, y aunque la quise esquivar me cerró el paso, apoyando ambos brazos en las paredes laterales. “No seas loca”, le dije, “déjame pasar”. Ella no se movió y me replicó: “Sé que te mueres de deseo por mí y yo también te deseo. Entonces, no seas cobarde. Tómame ahora que tu mujer no está. Date el gusto y dame el gusto. Esto que tienes delante de ti, no se ofrece todos los días”. Toda mi voluntad había cedido. Ella me tomó de la mano y me guio a su cuarto, como si yo fuese un niño extraviado. Lo demás fue un torrente salvaje, una realidad avasallante, los alaridos de la carne desbordada, los orgasmos puros, sin un ápice de amor, pero tan intensos, tan salvajemente bellos, que borraban toda dimensión espiritual. Era como si ella fuera una súcubo que me había poseído. Al cabo del primero de esos episodios, ella habló y pronunció lo siguiente: “Te voy a decir el epitafio de Hölderlin, para que sepas cómo siento y que te guíe a lo que debes sentir tú: ‘Que en lo más sagrado de la tempestad caigan los muros de mi mazmorra, ennoblecido y libre peregrino, mi espíritu hacia la tierra desconocida’”. No le respondí nada, pero se debe haber grabado tan hondamente en mí, que por eso puedo repetirlo. Fueron las alturas y los abismos del sexo puro y del desenfreno; los cuerpos, sólo los cuerpos viviendo su oscura predestinación, cumpliendo con aquello para lo que habían sido creados, viviendo únicamente los caminos del instinto Cuando al fin pudimos despegarnos y empecé a recuperarme, le dije, sintiéndome un poco ridículo: “Esto no volverá a pasar”. Añadí, “y sería mejor que te fueras de esta casa”. “Volverás”, fue lo único que pronunció como respuesta, mientras sonreía, segura, dominante.

 

Me arrepentí, sí. Pero igual no podía desprenderla de mis pensamientos. Nunca había sido puritano, es más, varias veces había tenido a más de una mujer durante el mismo tiempo. Yo, como todos los hombres, había fantaseado ser protagonista de un trío, con dos mujeres que se entregaban a actos lésbicos y que me recibían abiertas a todos los placeres. Pero sabía, sentía que amaba a Líbera, que lo mío había sido una traición, una deslealtad imperdonable, que lo menos que podía hacer, era recomponerme, no volver a caer en la trampa. No sabía, o quizás sí, que esas formas del sexo, que esas exacerbaciones, que ese cuerpo sin ser espectacular, pero animado por un espíritu salvaje, podía ser adictivo desde la primera vez. En cuanto se presentó otra oportunidad, volví. Y volví 4, 5, 10 veces. Estaba atrapado en la jaula que Patricia llevaba entre las piernas, en el placer abismal y puro, sin contaminaciones. Era la magia del instinto incontaminado, primitivo, sin afectaciones de civilización ni de espíritu. Y la sensación de culpa y arrepentimiento fue desapareciendo. Cada vez era más fácil, cada vez más rotundo. Sin embargo, no descuidé a Líbera. Hacíamos el amor, tres o cuatro veces por semana, y yo lo hacía pleno de vigor, de emoción, de fantasía, como si fuera otro hombre que no tenía nada que ver con la Patricia, de las ocasiones abismales. Es que Líbera se daba como siempre, con el alma desnuda, no sólo su cuerpo, se entregaba con la vocación precisa de amor. Inclusive, días después, me pareció notar en ella un incremento de la pasión, una mayor capacidad para disfrutar del logro de las pulsiones.

 

El remordimiento, al principio oculto, al principio soterrado, sin embargo, empezó a hacer su labor de zapa en mí. Al cabo de unos días, ya era evidente, como una montaña que va creciendo minuto tras minuto, mientras nos acercamos a ella. Tomé una decisión: abandonaría por siempre a Patricia y le contaría todo a Líbera. Esta, tal vez no me lo perdonaría, pero debía hacerlo, si pretendía empezar a lavar mi culpa, aunque esta nunca desapareciera del todo, aunque permaneciera como una herida honda, incicatrizable, en el alma de Líbera. Me repetí todo esto como si fuera un rezo, como si fuera un aforismo que debía grabar en mi consciencia, y aun, más hondo. Eso era lo que debía hacer, y hacerlo cuanto antes, pues sabía que el del tiempo, es un bien que no poseemos. Lo hice, mientras caminaba por un parque cercano, donde había ido a reflexionar, a hacerme más fuerte.

 

Caminé de regreso a casa, entre la angustia y la sensación de que, a través del dolor, había empezado mi tarea de lenta liberación. Al entrar, sentí risas y jadeos que provenían de la habitación de Patricia. “La muy puta, la insaciable, se ha traído a otro”, pensé. Abrí la puerta de su cuarto con cautela, y entonces vi: eran dos mujeres enredando sus miembros, refregándose los sexos, besándose apasionadamente y gimiendo de placer. Un alborotado e impiadoso intercambio de efluvios, que me hizo cerrar los ojos con fuerza. Una era, claro, Patricia. La otra, era Líbera. Cerré la puerta, aterrorizado, avergonzado de mí mismo, sintiendo que mi alma, pobre, no era capaz de asumirlo. Y allí, con una sensación de absurdo, de derrota, de pérdida irrevocable, empecé a llorar.


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Reseña biográfica

Andrés Canedo

Maestro de las Artes, en Bolivia (noviembre de 2015)

Cochabamba - Bolivia – 1946

TRABAJOS LITERARIOS

Ø  Pequeña muestra de Poesía Universitaria – Córdoba – Argentina (1967)

  • Alrededor de 30 diferentes artículos sobre arte, literatura y teatro en revistas y diarios del país, en el transcurso de diferentes años.
  • 1977 – 1979: Director de la Revista “Acto” en la que publicó diferentes artículos.
  • 1987: Artículos sobre Teatro Boliviano para el Inventario de Teatro Iberoamericano, (España).
  • 1999: "En torno a Bertolt Brecht", Revista “Conjunto”, Revista de Teatro Latinoamericano, Casa de las Américas, Cuba.
  • 1999: Autor de la novela “Pasaje a la Nostalgia”, Editorial RB, Santa Cruz, Bolivia.
  • 2001: Publicación en la revista de Internet “Sappiens” de España: Voy casi corriendo por la Kudam”, cuento.
  • 2002: “Sara, Sara”, cuento publicado en el libro “Santa Cruz, Ciudad Íntima”, Alcaldía de Santa Cruz.
  • 2004: “Cartas de Amanda”, cuento publicado en la serie Medusa de Fuego de Editorial La Hoguera, Santa Cruz – Bolivia.

·         2013: “Sara, Sara”, en Antología Internacional “Una mirada al Sur”, en Ediciones Pasión de Escritores, Argentina.

·         2016: Segunda Edición de la novela Pasaje a la Nostalgia, Editorial Kipus, Cochabamba, en Feria Internacional del Libro, Santa Cruz, Bolivia.

·         2018: Infinite love time, en el libro Love, my religión, publicado en India, a cargo de los editores Chowdbury y Kanade.

·         2018: Dos textos de prosa poética, en el libro Poetas de allende los mares, editado bajo la coordinación de Josep Lleixá Fernández, en Barcelona, España.

·         2018: En el palco está la abuela Julia (Abuela Julia) texto seleccionado y publicado por la Revista Rascacielos, del diario Página Siete. La Paz, Bolivia.

·         2018: Amor y mar, publicado en Prosa Nostra, revista de México.

·         2018: Pepe Ballón, publicado en el Nº 55 de la Revista de la Asamblea Legislativa Plurinacional (Bolivia).

·         2019: La mujer del pescador, revista Brevilla (Chile), Hokusai, Antología de microrrelatos.

·         2019: (marzo) El amor añorado a través del tiempo, diploma de la página Palabras bajo la lluvia (Argentina) por dicha publicación (marzo 2019).

·         2019: El mar y la maravilla, cuento publicado en la revista Letras Itinerantes (Colombia) (27 de marzo, 2019).

·         2019: Un cuento, un poema y una carta, 3 publicaciones en el libro         “ Romance Idílico desde el Pilcomayo" ,"Los Reyes de la Tertulia”, a cargo de Alejandra Veruschka. (Villamontes, Tarjia, Bolivia)

·         2019 (mayo) Seis cuentos en libro A Cuentaviento, por Editorial Soy Livre, para presentación en Feria Internacional del Libro, Santa Cruz de la Sierra.

·         2019: (mayo) Distinción como “Destacado”: “Amarte bajo la sombra de los árboles”, por Palabras bajo la lluvia (Argentina).

·         2019: (junio) Sirena, Sirenas, cuento publicado en el libro Antología binacional “Estaño y Plata”, editado por Editorial Kipus, Bolivia y compilado por Sergio Gaut vel Hartman, de Argentina.

·         2019: (septiembre) Soñando bajo la luz, cuento publicado en Revista Némesis, de

Lima, Perú.

·         2019: (octubre) Soñando bajo la luz, cuento publicado en la revista Gaceta Literaria, Peuco Dañe, Chile.

·         2020: (febrero) Publicación en la revista Caras de Latinoamérica: El mar y la maravilla. Cochabamba, Bolivia.

·         2020: (abril) El fisgón del Patio de comidas, publicado en Inmediaciones.org

·         2020: (abril) Conversación al atardecer, publicado en Inmediaciones.org

·         2020: (mayo) La mujer del pescador, publicado en Antología del Día Mundial del Libro, de Páginas Libres. Potosí, Bolivia.

·         2020: (junio) Versos desde el Pilcomayo: Segundo premio en poesía, con el poema Tú y yo.

·         2020: (junio) Red de escritores y escénicas Potosí: Micro cuento de Terror.

·         2020: (junio) Muerte en la llanura, publicado en Inmediaciones.org

·         2020: (junio) Muerte en la llanura, publicado en Faro Cultural Santa Cruz

·         2020: (julio) Amar en cuarentena, publicado por Inmediaciones. org

·         2020; (julio) No todos los bares quitan la tristeza, publicado por Inmediaciones.org

·         2020: (julio) Premio: Amar en cuarentenaGanador concurso Fundación Cultural Banco Central de Bolivia: La Pandemia y la experiencia de la Cuarentena 2020.

·         2020: (septiembre) Novela Territorio de Signos, Editorial 3600, La Paz, Bolivia.

·         2020: (octubre) Reflejos de Cecilia, publicado por Inmediaciones.org

·         2020 (octubre) El viento no se lleva todo, publicado por Inmediaciones.org

·         2020 (diciembre) El visitador de Museos, publicado por Abrelatas Literario

·         2020 (diciembre) El visitador de Museos, publicado por Inmediaciones.org

·         2020 (diciembre) En el pub de Berlín, en El sabor de los secretos, Soy Livre.

·         2020 (diciembre) Bolero, de Ravel, publicado por Inmediaciones.org

·         2021 (enero) Viaje al mar agitado, publicado por Inmediaciones.org

·         2021 (enero) La llamada telefónica, publicado por Abrelatas Literario.

·         2021 (enero) La llamada telefónica, publicado por Inmediaciones.org

·         2021 (enero) Amar en cuarentena, publicado por la revista Engarce, de México.

·         2021 (febrero) Amor y otros enredos, publicado por Abrelatas Literario.

·         2021 (febrero) Sara, Sara, publicado por Inmediaciones.org

·         2021 (febrero) Algunos teatros en mi vida, publicado por Inmediaciones.org

·         2021 (marzo) De bajada, cuento, publicado por Inmediaciones.org

·         2021 (marzo) Cuerpo, relato publicado por la revista mexicana ESCAFANDRA.

·         2021 (marzo) De bajada, publicado en el blog español, LITERATURA 5.0

·         2021 (marzo) Cuerpo, relato publicado por la revista mexicana ESCAFANDRA.

·         2021 (marzo) Cervantes y La Paz, publicado en el blog español, LITERATURA 5.0

·         2021 (marzo) Conversación al atardecer, publicado en el blog español, LITERATURA 5.0

·         2021 (marzo) Muerte en la llanura, cuento publicado en la revista venezolana LETRALIA

·         2021 (abril) El viento no se lleva todo, cuento publicado en el blog español, LITERATURA 5.0

·         2021 (mayo) Los ojos ciegos de la noche, cuento publicado por Inmediaciones.org

·         2021 (mayo) Conversar al caer el día, cuento publicado por el blog español, LITERATURA 5.0

·         2021 (junio) De bajada, cuento publicado por REVISTA CASA BUKOWSKI (Chile)

·         2021 (junio) Teté y la Flor de la canela, relato publicado por SALA DE PRENSA. INTERÉS PÚBLICO (México)

·         2021 (junio) Los ojos de Sofía entre la máscara, cuento publicado por el blog español, LITERATURA 5.0

·         2021 (agosto) Semblanzas. Nosotros, los del teatro. Libro publicado por 3600

·         2021 (agosto) La ciudad y sus ruinas, cuento publicado por Inmediaciones.org

·         2021 LIBRO DE RELATOS: NOSOTROS LOS DEL TEATRO. Imprenta 3600.

·         2021 (septiembre) Clara frente a su destino, cuento publicado por CASA BUKOWSKI

·         2021 (septiembre) Rose Marie Canedo, la persona, la artista. Texto publicado por Inmediaciones.org

·         2021 (octubre) El viaje hacia la noche, cuento. Publicado en la revista Pueblo de Leyenda, Trinidad, Beni.

·         2021 (noviembre) Encuentro en el aeropuerto, cuento. Publicado en la revista Guardiana.com.bo, Cochabamba, Bolivia.

·         2021 (noviembre) Metamorfosis transitorias, cuento. Publicado por Inmediaciones.org

·         2021 (diciembre) El agitado corazón viajando hacia el día, relato. Publicado por Inmediaciones.org

·         2022 (enero) Un café al atardecer, cuento. Publicado por Inmediaciones.org

·         2022 (enero) Los ojos de Sofía entre la máscara. Publicado por REVISTA ENGARCE.COM (México)

·         2022 (mayo) LIBRO: EL FISGÓN DEL PATIO DE COMIDAS y otros cuentos. Grupo Impresor, SRL.

·         2022 (mayo) Los amigos, el amigo. Algo sobre Jorge Zabala. Sugieroleer.blogspot.com

·         2022 (junio) El perro, microrrelato, publicado en NÉMESIS 203, Perú.

·         2022 (julio) Charla de café, relato, publicado en Boliviaenméxicowordpress.com

·         2022 (agosto) El fisgón del patio de comidas, Amar en cuarentena, De bajada, El visitador de museos, cuatro cuentos publicados en EDGARPROMOCIONES.BLOGSPOT.COM, de Venezuela.

·         2022 (agosto) Conversación al atardecer, cuento, publicado en Revista Literaria Gafe, de España.

·         2022 (agosto) Charla de café, relato, publicado en Revista 88 grados, Bolivia.

·         2022 (septiembre) Presentación de mi libro, El fisgón del patio de comidasdurante el Encuentro Internacional por la Paz Mundial, de escritores y poetas latinoamericanos de la Red Némesis, realizado en Lima, Perú.

·         2022 (septiembre) Andando, relato, publicado en Revista 88º (grados), La Paz, Bolivia.

·         2022 (septiembre) Los ojos ciegos de la noche, microrrelato, en libro Pinceladas poéticas, de Red Némesis, Perú.

·         2022 (septiembre) Disparos en la calle, microrrelato, en libro Versos en fuego desnudo, de Red Némesis, Perú.

·         2022 (octubre) Aunque uno no lo quiera, publicado por Inmediaciones.org

·         2022 (noviembre) El fisgón del patio de comidas. Revista MIMEÓGRAFO, de Artes Literarias.

·         2022 (noviembre) No todos los bares quitan la tristeza, publicado por Edgarpromociones.blogspot.com (Venezuela)

        2023 (enero) Premio Extraordinario XXV Edición del Certamen Literario de Relato Breve del Ayuntamiento de Colindres, España, por el cuento "Muerte en la llanura".

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