El territorio de signos de Andrés Canedo… “Navigare necesse est”
Por: Abrelatas Literario
La nostalgia es, tal vez, el territorio subjetivo por
el que, en gran medida, transita la obra novelesca de Andrés Canedo. Su primera
novela, “Pasaje a la Nostalgia” y, la nueva “Territorio de Signos”, tienen un
denominador común, recuerdos. Recuerdos largos, extensos, complejos, que
conducen al lector a repensar su vida a partir de sus propios recuerdos y
añoranzas. Si, mejor sería decir “añoranzas”. Los recuerdos pueden ser malos,
tristes, acusadores, queremos enterrarlos, no saber nada de ellos. Las
añoranzas en cambio, generan nostalgia, dulce tristeza, ganas de volver a vivir
tiempos pasados, aunque sea por breves instantes. La lectura de ambas obras
impregna ese fuerte aroma nostálgico en el alma del lector.
Territorio de Signos es una novela ágil, de agradable
y entretenida lectura. Su ámbito temporal y espacial es amplio. La historia
transcurre entre cuatro y cinco decenios en los que la trama se entreteje en un
orden temporal “in media res”, objetivo y de ritmo rápido, no cae en tiempos
narrativos largos y tediosos. Carlos, el protagonista, es el narrador. Quienes
disfrutaron de la primera novela, ahora, en Territorio de Signos, se encontrarán nuevamente con este singular personaje,
pero en un espacio diferente; en esta nueva historia es Amalia quien surca la
vida de Carlos, aunque Mariana siga sentada en el trono de su corazón. Si bien
es cierto que Territorio de Signos
no es la “segunda parte” propiamente dicha de Pasaje a la Nostalgia, ambas novelas están entrelazadas, pero no
son interdependientes, aunque consideramos necesario leer la primera para
advertir, en la segunda, el fuerte lazo que las une.
Territorio de Signos, narración en prosa poética, realista, conmovedora.
Subjetiva en muchos aspectos, pero eminentemente carnal en otros. Carlos ama
según su deseo carnal, su amor por Amalia está sujeto a una poderosa e
incontrolable atracción sexual por ella; su voluntad y su ser están
completamente subyugados a los caprichos, a veces irracionales, de Amalia- “Cómo puedes entregarme tu cuerpo y tu
pasión, pero no tu alma? … “pero
ella, como siempre, no está y yo sigo sin alcanzar su oculta dimensión humana…”.- Esta hermosa turista colombiana en Santa Cruz de la Sierra, entra como dulce ponzoña
en la vida de Carlos quien, apenas conocerla, le propone matrimonio. Aquí se
produce el primer punto de giro, la trama comienza, la angustia lacerante de
Carlos inicia irreversiblemente. Amalia ejerce un dominio casi tirano sobre
Carlos, lo subyuga con artes de fiera dispuesta, sabedora de la extrema
debilidad carnal de su par. Amalia es fuerte, Carlos es débil. Amalia es
artera, taimada; Carlos es ingenuo, incauto. Amalia sabe de los delirios que
sus olores causan en aquel dócil macho.
Territorio de Signos es una novela de dominio, de opresión, el amor verdadero
es confundido por una pasión básicamente sexual. Carlos, un hombre cultivado,
erudito, de alma maravillosa, ha caído en el profundo pozo de su propia
concupiscencia.
Territorio de Signos, empero, no es exclusivamente el relato de esta historia,
la de Amalia y Carlos. Canedo desarrolla otra que sucede en otro ámbito
temporal. Mariana, primera esposa de Carlos, está todavía viva y es el
epicentro de su vida. Ocurre un claro movimiento hacia el pasado, una
retrospección, analepsis, que no necesariamente interrumpe la secuencia
cronológica de la primera historia pero que mantiene al lector en un estado de
advertencia para descubrir qué relación tienen ambas. Los saltos temporales son
primordiales para comprender el asunto intrínseco de esta obra. Un extenso y
agobiante viaje de un grupo de teatro por varios países de Sudamérica, con
escasos recursos lleva a preguntarse ¿qué fuerza interior motiva a los
personajes a proseguir su periplo sudamericano con tan solo algunos centavos en
sus bolsillos? “…Tenemos el vicio
horrible de la notoriedad, casi a cualquier precio…” será tal vez la
conclusión más clara que expresa uno de ellos. Otro, más profundo expresa: “Navigare
necesse est. Vivere non necesse” “…
“No estoy seguro. Tal vez signifique que
la vida es una navegación en un mar siempre desconocido, que navegar es vivir
en el peligro, y que morir navegando importa más que apenas vivir”. Episodios
satélites, pero de igual importancia, como la de Carlos y Suzanne, son insertas
en el tronco principal sin divagaciones innecesarias. La historia de aquellos
amantes del teatro está muy vinculada a la de “Pasaje a la Nostalgia” aunque, como se dijo líneas arriba, no es
una continuación de aquella novela, pero sí, un complemento, una compleción.
¿Por qué Andrés Canedo, combina ambas historias?, ¿Qué relación hay entre
ellas?, ¿Qué descubrirá el lector?, son preguntas que no responderemos en este
texto, no nos compete. Será la dulce tarea del lector.
Abrelatas Literario
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Territorio de Signos, Andrés Canedo. Editorial 3600, La Paz, Bolivia
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