Esa noche, yo leía en compañía de Sole, mi gata,
mientras mis primos y hermanos veían la televisión en la sala. Como siempre,
justo en la mejor parte, mi tía me llamó para cenar.
Como eran vacaciones estaban las familias de mi mamá
y su hermana reunidas en mi casa; yo era la única chica entre cinco primos. Después
de comer, los chicos decidieron ver películas de terror, mi primo mayor me
invitó, me aburro con los hombres de mi edad pues son muy tontos y más aún mis
hermanos, para ser buena anfitriona y sorpresa de todos acepté unirme a ellos. La
peli fue incomible y con la excusa del cansancio regresé junto a mi Sole a continuar
con la lectura de mi super interesante libro. De todas formas, el sueño hizo
presa de mí y me quedé dormida.
No me
gustan las vacaciones porque la casa se llena, y los visitantes son todo menos quietos
y silenciosos, así que no me queda más que quedarme en el cuarto de Eliana y
estar tranquila sin que me pisen, o me importunen con sus gritos y correteos.
Solo me quedan las noches para dar un paseo por los tejados y tal vez jugar con
alguno de mis amigos.
Esa
noche al bajar a la sala, los niños seguían despiertos haciendo algo alrededor
de la mesa del living. Como estaban más o menos quietos, me aventuré a pasar
por un lado para salir al patio. El clima estaba cálido, con unos saltos llegué
al techo y de allí me fui a pasear.
Fue el inusual frío lo que me despertó, Sole no
estaba a mi lado, si no que miraba muy atenta la puerta, bajé para ver si no
habían dejado una ventana abierta.
En la sala los chicos dejaron todo en desorden y al
parecer no habían terminado de ver la segunda película; seguro por sueño o por
miedo. A pesar de no haber encontrado nada abierto, el ambiente en toda la casa
era más fresco de lo normal, para esa época del año. Regresé a mi habitación a
seguir durmiendo.
Más
tarde regresé y no pude evitar notar algo raro en el ambiente, un olor
penetrante a carne podrida, pero no la carne que podemos comer sino otra, una muerta
muy muy vieja. Me asusté, corrí y al no encontrar una ventana abierta tuve que
bajar hasta la cocina, entrar por allí, y subir por las gradas al cuarto de
Eliana. Felizmente llegué a tiempo, pues como lo imaginaba un espíritu maligno
estaba en casa.
Ni
bien subí a la cama, me di la vuelta en son de guerra, arqueando mi lomo y
erizando cada centímetro de mi hermoso pelaje, abrí mi boca al máximo para
mostrar furiosa mis colmillos y rugir con fuerza. El espíritu me vio y no se
animó a entrar, siguió su paso. Pero permanecía en la casa, sin embargo, al
amanecer esos espíritus son inofensivos.
A la mañana siguiente los chicos estaban callados,
cuando les pregunté acerca de su película respondieron sin entusiasmo. Todo el
día estuvieron raros y no quisieron ver nada en la televisión o jugar juegos de
mesa. Feliz por estar libre, me refugié de nuevo en mi cuarto y en mi libro, al
lado de mi gatita. Enganchada a la trama y con pocos capítulos restantes, me
propuse terminar la novela esa misma noche. A medida que avanzaba la hora me
acercaba al excitante final, la lectura revelaba sorpresas cada vez más
intensas. De nuevo sentí en el ambiente ese frío exagerado para ser verano, había
un silencio sospechoso en toda la casa, me fijé y el reloj marcaba las 3:00. Me
faltaba solo un capítulo para saber quién era el culpable y si mi heroína se
quedaba con el amor de su vida. Un mal presentimiento y la búsqueda del calor
de mi cama me obligaron a postergar ese placer para después.
Esa
noche decidí no salir, sabía que el espíritu seguía rondando por allí y no podía
dejar a Eliana sola. Después de leer hasta la madrugada quedó dormida
plácidamente, la temperatura cada vez era más baja y el ambiente de la casa se
llenaba de esa pestilencia. De pronto lo percibí tan claro como si lo viera
detrás de la puerta, no se decidía a entrar, pues sentía mi aroma. De nuevo me
puse en posición de ataque.
Desperté bruscamente, vi a mi gata enojada con el
lomo arqueado, rugía con toda su furia, pensé que era a mis primos que trataban
de jugarme una broma. Encendí la luz de mi velador, nadie estaba allí, eso me asustó
un poco, Sole seguía esponjada mirando fijamente a la puerta, ¿estaría alguien
detrás? Reuní valor y la abrí, encontré el
corredor vacío, mi gata se calmó, pero siguió vigilante.
Me abrigué y fui a la cocina por un poco de
refresco, allí encontré a Marcos quien se sobresaltó al verme entrar, no dijo
nada, estaba raro.
—¿Estás bien? - Le pregunté.
—Tuve una pesadilla —me dijo. Estaba a punto de
volver a mi cuarto cuando empezó a contármela.
—Soñé que estaba muerto, buscándolos a ustedes, no
había nadie en la casa, cuando entré al baño de tus papás vi un cadáver sin
cabeza en un charco de sangre, ese cadáver era yo, salí corriendo despavorido y
sentí que el diablo me perseguía para llevarme al infierno.
Se lo veía
realmente asustado, en un momento pensé que iba a llorar y pensar que la otra
noche se hacía a los machitos.
—Tranquilo, es solo un sueño, regresa a tu cama —le
dije, me di la vuelta dispuesta a salir, me retuvo diciéndome:
—Es que tú no sabes lo que hicimos.
Hice un gesto de fastidio, me di la vuelta para
verle y contesté con desgano:
—No, no sé
—Antenoche jugamos con la ouija que
tienen tus hermanos.
—Yo no sabía que tenían tal cosa.
—La sesión se puso un poco rara, hacía
frío y se apagaron las velas. El espíritu nos empezó a decir cosas feas, sobre
la muerte y algo así. Me asusté mucho y me escapé, el caso es que no lo despedimos
por mi culpa. Anoche todos tuvimos pesadillas y los chicos están enojados
conmigo, yo no quiero volver a jugar esa tontera, pero ahora tuve otra
pesadilla, y ¿si me muero? ¿Si el espíritu me posee?
Se quebró y se puso a llorar. Antes que pudiera
reaccionar entró mi hermano mayor, Rodrigo.
—¿Qué pasa? ¿Qué están haciendo
aquí? —preguntó sorprendido. Marcos se compuso de inmediato.
—Nada, yo me voy a dormir —dije y salí
de la cocina; sin embargo, me quedé cerca para escuchar su conversación.
—No le habrás contado nada ¿no?,
¿no?, Marcos si le has dicho a la Eliana estamos arruinados. Ella seguro les va
a decir a nuestros papás y nos van a castigar. Como mi mamá es impresionable ya
no va a poder dormir y ……, no le has dicho nada ¿no?
Sentí unos pasos y me escondí en la oscuridad del
living, era mi primo mayor, Antonio que también entró en la cocina.
—¿Qué pasa, también han tenido
pesadillas? —preguntó ni bien los vio allí.
Me pareció el momento ideal para entrar de nuevo.
—¿Qué pasa? ¿Tienen reunión de media
noche? —dije en el tono petulante que solía usar para irritar a mis hermanos.
—No pasa nada que te importe, anda a
tu cuarto —respondió Rafael con el tono insolente de siempre, mientras echó una
mirada furiosa a Marcos, quien agachó la cabeza. Me apoyé en el mesón de modo
que cuando mi hermano menor Leonardo entró en la cocina a toda prisa no me vio.
—El espíritu ha hecho mover mi
lámpara, chicos les juro que se ha movido.
—Rafael se cubrió la cara con ambas
manos, gesto que hacía cuando las cosas le salían terriblemente mal. —Leonardo
se dio cuenta de la metedura de pata al verme, ninguno de los cuatro sabía qué
decir y todos me miraban.
Los cinco nos sentamos en la sala alrededor de la
tabla de la Ouija. Marcos temblaba de miedo y el resto estaba más o menos
asustado, hasta mi Sole había bajado y se sentó detrás de mí.
Al
notar que Eliana se tardaba decidí bajar a buscarla y la encontré con los otros
cachorros humanos en la sala, y descubrí que habían sido ellos los responsables
de llamar al espíritu maligno, ¿qué hacían ahora? Presentí que el espíritu
volvería en cualquier momento así que me quedé.
Cuando
pusimos las manos sobre el puntero y Rafael preguntó:
—¿Estás ahí? —el puntero se movió hasta el SI,
—Por favor te pedimos que te vayas.
—Entonces se deslizó con violencia al NO. Todos nos miramos nerviosos.
—¿Qué quieres de nosotros? —Una vez
más el puntero se movió hasta la S y luego la A y así sucesivamente a la N, la
G, la R, la E, la M, la U, la E, la R, la T, y finalmente a la E, donde se
detuvo.
Las velas que mi hermano mayor había insistido en
encender se pagaron con una ráfaga de viento que trajo ese frío extraño de
nuevo. Mi gata se puso nerviosa, volteó sus orejas hacia atrás, su cola se
esponjó, erguida sobre su cuerpo, su lomo se arqueó y lanzó un rugido.
—Estamos protegidos —dije con tono
firme. —No puedes hacernos daño. Marcos y Leonardo parecieron ganar valor con
esta afirmación, Rafael y Antonio me miraron escépticos.
Mientras
los cachorros de hombre se asustaban porque se movía esa cosa encima de una
tabla, yo me agazapé y cuando el espíritu se hizo visible salté delante de él
para llamar su atención y lo conseguí. Seguramente no se había enfrentado a un
gato antes, sino, no hubiera sido tan fácil. Una vez que un espectro maligno se
fija en un felino no puede evitar el seguirlo a donde lo lleve.
El puntero se movió bruscamente sin sentido,
algunos adornos de los estantes se cayeron, un cuadro cayó al piso rompiéndose
el cristal —vete, vete, ¡vete te lo ordeno en nombre de Dios! —Grité mirando
enojada al tablero. Finalmente, el puntero se dirigió al ADIOS y allí se detuvo,
fue como si una luz se encendiera. El ambiente se aclaró a pesar de que las
luces y las velas estaban en realidad apagadas.
—Se fue, se fue —dijo entusiasmado
Leonardo, todos estaban más aliviados y alegres. Rafael me abrazó — gracias
hermanita.
—No me agradezcas a mí —le contesté—si
no a mi Sole —me revolví a buscarla, pero no estaba allí.
El
poder magnético de mi aura lo arrastró irremediablemente, salté lo más rápido
que pude hasta el techo de la casa y de allí corrí a través de los tejados. Mi
plan era llevarlo tan lejos como fuera posible, en dirección al lugar en que
los humanos dejan a sus muertos, recordando el consejo que una vez un viejo
gato me dio.
La buscamos por toda la casa, no estaba. Me puse a
llorar, sentía mucho dolor pensando que el espíritu maligno le habría hecho
daño. Me dormí llorando.
Corría
bien, dando brincos certeros, sentía al espíritu detrás de mí con su peculiar
pestilencia. Su energía luchaba por soltarse de mi atracción, tironeando en el
plano astral. Cuando llegué a una ancha avenida, decidí buscar camino más
adelante y subí al tejado de una casa nueva muy muy alta. Desde allí, pude ver
cuál era la ruta que debía seguir, al bajar, los tirones se hicieron más
intensos hasta que uno de ellos traspasó al plano físico, haciéndome tambalear.
No atiné a llegar a la cornisa y caí. El fantasma no se había librado de mí y
me seguía en el descenso, se las arregló para entumecer mis movimientos, traté
de asirme de una canaleta y fallé, aterricé sobre mis patas, como la altura era
grande y el impacto fuerte todo se puso negro, después de eso no recuerdo nada.
Desperté casi al medio día, mis primos y hermanos
habían salido, según me dijo mi madre. Fueron a quemar el tablero de la Ouija, a
sellar para siempre el portal que representaba. Eso me lo dijeron más tarde,
todos estaban tristes por la desaparición de mi gatita, yo estaba inconsolable.
No sé cuánto
tiempo estuve inconsciente, botada en un oscuro rincón de ese edificio. Ya era
de día, el espíritu ya no estaba conmigo, y me sentía muy adolorida y distinta,
solo mucho después comprendí que esa noche perdí mi primera vida.
Atiné
a buscar un lugar seguro en el que descansar hasta recobrar fuerzas, regresé
muy lentamente a casa, tanto que cuando llegué ya se había escondido el sol.
Esa noche también quedé dormida llorando y me
desperté bruscamente al sentir que algo había saltado a mi cama, encendí la luz
nerviosa, y cual sería mi alegría cuando vi que era Sole, la tomé en mis brazos
y la estreché mientras repetía su nombre y la besaba, sujete su carita en mis
manos para mirarla bien porque no lo podía creer.
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Biografía
Jorge Jesús Barriga Sapiencia nació Potosí 19 de enero de 1979. Lic en Comunicación Social egresado de la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca con una maestría en Comunicación y Nuevas Tecnologías de la Educación en la Universidad Andina Simón Bolívar.
Su primer libro “Suerte muerte y microficciones” sale a la luz a fines del 2020 editado por Velatacú, parte de la colección Serendipia de poesía y Minificción.
Forma parte de “Macabro Festín” Antología de cuentos de terror de la Editorial Soy Livre. Y “Caspa de Angel” de la editorial Kipus copilado por Homero Carvalho y Marcia Batista Ramos.
Así mismo sus cuentos y minificciones forman parte de las antologías “Paradojas” y “Onomatopeyas” de Historias Pulp de España. La antología “Los Gatos” de la revista de literatura Aeternum de Perú en el portal de descarga de libros digitales Lektu. En la revista ciencia ficción “Espejo Humeante” año 2 número 3 junio del 2019.
En la revista Tlacuache N°4 “Cyber Punk” en agosto de 2019, y en la revista Tlacuache N°5 “lucha Libre” en octubre de 2019.
En enero del 2020 varios microcuentos se publicaron en el blog de literatura latinoamericana “Letras Itinerantes” de Colombia.
En mayo del 2021 su minificción “El Portal del Mal aparece en la antología “Atmósferas Insólitas” de la editorial mexicana “Minificción”.
Uno de sus guiones forma parte del libro digital “Cómo se escribe un guion: doce guiones de cortometraje” de Ramón Aguyé.
Facebook: Escrito con Sangre
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Twitter: @cinexxperiencia
Youtube: cinexxeriencia
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