Oruro 1952 –
Santa Cruz 2022. Ha publicado “El recurso del fuego” (1989), “Vindicación de la
cigarra” (1990), “Cántaro y luna” (1992), Fragmentos de la órbita final (2018).”
“Su yo está,
por el contrario, convulsa y pasionalmente atrapado por una red infinita de
imágenes que surgen de su contemplación y, sobre todo, de su personal simbiosis
con el mundo y la naturaleza. Signos exteriores procesados luego por una mente
sesgadamente surrealista que mantiene, sin embargo, el hilo o los hilos de una
coherencia reflexiva y cultural.”
(Antonio Terán)
La antología
contiene una selección de poemas escritos en la cuarentena de mayo a julio de
2020 del libro inédito “Fragmentos de claustro ilustrados”, donde incorpora a
la imagen relacionada a la tradición del Haiga en la versificación del Haiku, como
un intento de convivir complementariamente con su plasticidad:
Haikus:
- ·
Huésped
- ·
La memoria
- ·
Retoño
- ·
Heráclito
Poemas
- ·
Retorno
- ·
El signo y la mudez
- ·
Invitación al bosque
- ·
Invierno
- ·
Senda con sombras
- ·
Café solo
- ·
Envés de la celosía
Haikus
Huésped
Rapto helado
un glacial invitado
sueña verde.
La memoria
Con la soledad
el encanto ausente
se configura.
Retoño
Ciega
acecha
entre
páginas la flor
en
verso vuelta
Heráclito
Dicen las aguas
en obstinado cauce
su tenaz adiós
**********
Poemas
Retorno
Si volvieran a
fluir los secretos
sin que a nadie
le interese
como dados
cargados sobre esta mesa.
Otra vez
expuesto el cuerpo sin temor
eligiendo entre
senderos o malecones
un puerto de
retorno, si midiera los pasos,
preguntando
dónde podría arrullarme
adormilado con
mis brisas íntimas
sin nadie entre
las sombras, todos atrás
mucho más
distantes que el recuerdo
de una mañana
entre las huertas
ahora ahogadas
en cemento y polución.
Es posible por
cierto fugar tras un abrazo
vuelto desde lo
recóndito de un sueño
de visita
recurrente en esta soledad.
El signo y la mudez
I
Piedra
Inmóvil como signo
bajo el
escollo erigida
la luz
un recuerdo
II
La
agonía en olvido lleva
hacia un
azul de océano
– al fin
del mundo –
la nada
desleída con la memoria.
Invitación al bosque
Lenta la
hierba bajo el sendero
recobra a
su bosque inescrutable
ausentes
como olvidos los pasos
no
huellan más destinos.
La naturaleza
vuelta en imagen
cientos
de tomos, herbolaria
cámaras
ocultas, naturistas
ninguno
resuelve el acertijo,
la hierba
se oculta a los sentidos,
conjunciones
en los lindes,
Se hace
lenta la pregunta en la memoria.
Invierno
En fuga inmanente
la arena en el cuello del reloj
vuelve en médano recluso
desde la punta de la lengua
rondan las aguas de los ojos
las luces se enmarañan
bajo las desnudas ramas
acontecen el tiempo y los elementos
sola la brava espuma sobre las olas
se extravía con furia predecible
tras el cristal calmo el tiempo
se juega en cada grano
exigua luz y fría lentitud.
Senda con sombras
Cuando la luna deja caer su luz
sobre la soledad de algún sendero,
llena la senda de sueños robados.
Junto a los pasos marca un capricho
para el caminante y para la arboleda;
así la travesía es una metamorfosis
generosa abrazando a su luz
en cuyo espejo relata a los fantasmas
ocultos entre las vigilias.
Esos atormentados en los sueños,
ahora sosegados entre las sombras
caminando junto a ti hasta el fin
te acompañan también las estrellas
Café solo
La espuma del café, en soledad
donde sobran las sillas
y la mesa no es redonda,
solo es un horizonte donde
a lontananza vagan imprecisos
los recuerdos Incluyendo las más remotos.
El aroma invade la memoria,
y solo duelen los olvidos;
como si los olvidados
en revancha última reclamaran
desde su vacío, desde el poso
de la taza que ya no reconoce a su lector
pues perdió hace mucho su futuro,
Pues sus fantasmas cansados
de rondar alrededor de la mesa vacía
tras una taza que los avive en la memoria
ya perdieron sus nombres
y hace mucho en alguna rinconada
dejaron olvidadas sus máscaras.
Envés de la celosía
La ausencia agota a los sucesos
el polvo se asienta sobre la celosía
a veces un aroma a tierra mojada,
una bandada de guacamayos
redoblando gritos pulsados,
para vulnerar codiciosos a la celosía
no saben que los días acontecen a espaldas
inclinados al mármol, las letras
de lapislázuli, sobre manceba sepia
recoletos intentos de copiar al mundo
a presagios de incienso redimido
soñado el primer aguacero de primavera
para abrir las hojas de la celosía
brisa libre de polvo y de consignas
museos y sarcófagos en ruinas
ocultas bajo salvajes florescencias
primordiales y sin memoria.
En cada gota germinan las mejillas
de su perdido rostro tras la bruma
del bosque de yungas agitando
la memoria en las cansinas horas
de la caligrafía en trazó de su recuerdo.
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https://www.behance.net/gallery/103320261/Eduardo-Kunstek-Montano
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