“El aura
en los poemas de Ávila Echazú es uno sólo; siempre el mismo. La voz poética
ondula en un tránsito entre búsqueda y descubrimiento. La mayoría de los
hallazgos se obtienen del mismo baúl de las pistas: la memoria. /…/ Ávila
Echazú, a lo largo de los caminos recorridos, descubre a nuestros ojos aquellos
hitos por los cuales se define el auténtico poeta alumbrando su búsqueda con un
destello vital y dejando a su paso una huella en que se cifran los hallazgos, a
lo largo de los años, a lo largo de la vida que se consume, haciendo
resplandecer en la altura el mensaje trascendental”. (Jaime Sáenz.)
La noche
Diploduccus provincial
Oda ocasional
La noche
Y algo más:
buscador de nadas
la noche de la ciudad no nace
ni se apodera de tu tiempo
con la invasión de rumorosas nubes
ni de aquellas de arriba o de abajo
¡la noche te dice mi nombre!
No existe un solo camino
lo sabes y la llave
es tu propia búsqueda.
La llama viva de la noche
la luz de la alborada
se abrazan se consumen
en el don que refleja
el cercano éxtasis del cielo
–sombra y luz de la escalera
del tiempo que te vive–.
Creas a la noche
porque la piensas
en tu ir y venir
al imposible centro
al agujero negro
de los sueños...
...
Ya no busco
La luz del agua
quieta muda
a mí voz.
Ya no me encuentro
en ningún sendero
ni en el camino
donde se detuvo
mi niñez mi rostro
sin lágrimas ni preguntas.
...
Ciegos oídos
de la Noche
fieles pozos negros
que no oyen
las preguntas
de nuestras tristes sombras.
¿Qué escuchan entonces
¿En sis midas soledades?
¿el humo que esconderá la vida acaso?
Diploduccus
provincial
Me miro a través de los demás
y a través
de mí mismo
sin sorpresa
y no cabe
ya duda alguna: soy como un aventurado
diplodoccus
en esta era de ciencia-ficción
y radioactividad, missiles, fisiones, over-kill,
retaliación masiva, máquinas I.B.M., cinemascope y minifaldas;
-ignorante
hasta la pared del frente
de todo aquello
camino sordo y ciego
ante los números
y las obsoletas creaciones geométricas…
ODA
OCASIONAL
Gemido petrificado en la noche,
en la noche cortada sin piedad: gemido
que de la piedra nace
y en la piedra sobrevive
cuanto el grito del hombre
remonta las edades,
elevándose de su sueño
de ceniza original.
Gemido que cae, primero
golpeando cualquier herida
del corazón: piedra hecha carne,
compás del sueño virginal,
manantial de la soledad;
gemido que luego se alza
para agonizar en el grito
que pervive en la piedra.
Así, a través de músicas abandonadas,
en las gargantas de los sensitivos
pájaros muertos, muertos,
muertos al lado del manantial;
desde la ceniza de toda música,
a través de algunos remolinos
que obtienen la gracia de lo yerto,
hoy, se te visto gemido...
Hoy
que las lilas encanecen
en su silenciosa sabiduría.
Desde esa ventana, mirando
vivir y nacer, y nacer y morir
el día y la noche,
y a la tarde intermediaria
acortándose agotada:
herida en tu grito...
Ahí
están las piedras
para que mi tacto acaricie
el primer signo de mi muerte,
viniendo y quedándose un momento
en la figura pétrea del gemido;
ahí están mis premoniciones,
de ceniza y de alto vuelo
desconocidas.
Y
el senso infantil, de niño envejeciendo,
desvanecida esencia de lo sido:
que tienen las notas del grito silenciado.
Gemido petrificado en la noche,
ceniza cauta que se dispersa,
el silencio es ya tuyo.
Y tu sitio está al lado
de todo lo yerto, de todo lo muerto...
¿Desde
allí, alguna vez
renacerá el grito que germina la vida?
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Edgar Ávila Echazú: Tarija 1930 - Cochabamba 2022.
Ha publicado poesía: Habitante fugitivo (1965); Memoria de la tierra (1967); En
cautivos sueños encarcelada (1968); Elegía (1979); y Elegía para Jaime Sáenz
(1990). Sus novelas: Belinos (1995); “Cantar en las tinieblas” (1996); y Ceniza
del viento (2004). Sus cuentos: El códice de Tunupa (1993); Una música nunca
olvidada (1994); y Prohibido barrer los parques en otoño (1998). Ensayos:
Revolución y cultura en Bolivia (1963); Resumen de la literatura boliviana
(1964); Literatura pre-hispánica y colonial en Bolivia (1974); Historia y
antología de la literatura boliviana (1978); y Antología poética (1991).
Biografía y fotografía del autor: Editorial Trilce, Cochabamba
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