Gonzalo Vázquez Méndez

 

La Paz 1928-Washinton 2000. Ha publicadoAlba de ternura (1957); Del sueño y la vigilia (Premio Municipal de Cochabamba. de 1965, ed. 1966); Del fuego en la ceniza (1984); Antología personal 1956-2000 (2000).

Eduardo Mitre, en el prólogo a Del fuego en la ceniza, define la obra de Vásquez en los siguientes términos: "La experiencia de la pérdida y el sentimiento de duelo que sigue a ésta se hallan en el origen y desarrollo de la poesía de Gonzalo Vásquez; poesía saudosa y elegíaca, alimentada por un Eros saturnino y sentimental más que solar y sensual. Nombrar, para Vásquez, no será fundar el ser o los seres sino evocarlos, rememorarlos. Pero más allá de la mera expresión lírica de la penuria, de un acongojado ‘état d’áme’, su obra despliega una lúcida trama entre la presencia y el silencio, entre el lenguaje y la ausencia".

                                   Fuente:  Diccionario cultural boliviano / Elías Blanco Mamani.

Selección de poemas realizada por José Antonio Terán Cabero:

  • ·         ANGEL DE SILENCIO
  • ·         INTEGRACIÓN
  • ·         POR UN RIO DE SANGRE

 

ANGEL DE SILENCIO

 

Adherida a mi vida

como musgo en las rocas,

te has quedado dormida entre mis brazos.

 

Agua que corres a través del tiempo,

ángel de mi silencio,

desde dónde me nombras en tu pecho?

 

Desde qué ritmo fragmentado

en pensativa voz y madreselva?

desde qué mar, desde qué sueño,

desde dónde?  . . .

 

Pregunto ante la noche,

a las piedras de todos los caminos,

por tu huella de luz,

por tu esencia de amor tan presentida!

 

Es toda mi nostalgia

un retornar a los instantes

transcurridos en labios y en deseos . . .

 

Tus manos y tus ojos no contestan

al implorante ruego

que salta de mis miembros,

y rueda en las acequias y en los montes.

 

Estoy pleno de ti,

hablándote con pena y con lamento,

diciéndote las cosas

que el corazón mantiene siempre tuyas!

 

 

INTEGRACIÓN

 

Rebaso de mi propio territorio,

Salgo

del continente de mis venas,

de la cárcel de la piel

que aprisiona mis símbolos internos.

 

Camino lejos de mí mismo,

a deshacer la voz,

a repetir tu huella y tu vendimia

a disgregar el manantial

de este oculto milagro de ser todo.

 

Distante del lugar de mis secretos,

con mi dádiva

de taciturnos ángeles alertas,

de cuerpos ateridos en callejas,

 de nardos peregrinos de blancura.

 

Me separo

de este mirar continuamente el sueño,

del buceo dolido de mi sangre

que se torna caudal profundo,

incontenible canto de alegrías.

 

Libre de la prisión de mi garganta

mi acento se introduce

a la existencia vertical del hombre,

y toca sus arterias

conmovido el silencio de sus huesos.

 

Me voy así en transparente paso,

desligado del tiempo

que cerraba mis ojos en sus cuencas,

que imponía a mi lengua

la mudez del cadáver disecado.

 

Rebaso de mi propio territorio,

Distante de la cueva

donde el sol agostaba las semillas.

 

POR UN RIO DE SANGRE

 

Por un rio de sangre

venimos a la tierra,

y quedamos absortos

sin comprender

el porqué de esta huida.

 

Hablamos

y las voces parecen

el eco de fe un misterio . . .

 

paso a paso seguimos el camino,

está la senda

poblada de rumores,

acechando en los ojos

la imagen de algún muerto

a quien amamos mucho.

 

Vamos entre paredes

de granito y de sueño,

el asfalto nos duele en los zapatos,

y en la cara cae el aire

de un extraño silencio,

de un país tan lejano

que no alcanzamos nunca.

 

Las rutas no terminan,

la noche se sucede al día,

pero seguimos incansables,

pensando el corazón

a veces tanto,

que quisiéramos sacarlo

y repartirlo entre todos los moribundos.

 

Hay un rio de sangre

Que nos lleva

Despavoridos, huecos,

Con esta soledad

que es garfio en la garganta,

con la tristeza interminable

de no ser luz sencilla,

de no ser la palabra

cotidiana y amiga.

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